Kast y Boric van al balotaje presidencial en Chile. Los resultados del 21 de noviembre, confirmaron el éxito relativo de la ofensiva reaccionaria de la centroderecha tras el ultraderechista José Antonio Kast. Ello arroja un manto de incertidumbre sobre un cambio constitucional que permita que el sistema político chileno represente la sociedad. La ausencia de los dos bloques tradicionales en el balotaje presidencial confirma el colapso del pacto político de 1989. La victoria del candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, se transforma en condición necesaria y suficiente para continuar con el proceso de cambios exigido en 2019 y postergado por la intransigencia represiva del  impopular gobierno de Sebastián Piñera contra el movimiento social que Kast promete continuar. Creemos que se desprenden seis constataciones que explican los resultados y ponen de manifiesto los desafíos del proceso político chileno.

La abstención sigue siendo la norma

El dato más relevante de las elecciones del 21 de noviembre fue la baja participación electoral y sus consecuencias. Participó sólo el 46,5% de los votantes habilitados. Menos que los 7 millones y medio que votaron en el plebiscito de octubre del 2020. La movilización social que se expresó en esa votación, no se sintió representada en estas elecciones. Parafraseando a Paul Valery, también en Chile, la política sigue funcionando como el arte de impedir que los ciudadanos se entrometan en lo que les concierne. Las reglas de la democracia restringida chilena se mantienen incólumes y siguen favoreciendo la separación entre la política y la sociedad.

Resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 21 de noviembre de 2021 en Chile

La derecha abandonó el Pacto de gobernabilidad de 1989

En efecto, la derecha abandonó el Pacto de Gobernabilidad de 1989. Optó a contar de octubre por el ultraderechista José Antonio Kast. La centroderecha retorno a su pasado reaccionario de defensa de sus privilegios, a como dé lugar. Ante el agotamiento del modelo económico neoliberal y la rigidez de un sistema político que consagra la separación de la desprestigiada clase política de la sociedad, incapaz de adaptarse a las demandas sociales. En lugar de optar por el cambio democrático, volvió a instalar la política como el enfrentamiento con los enemigos, del reaccionario filósofo Carl Schmidt. Lógica que ya estaba presente en la intransigencia represiva de Piñera contra el enemigo poderoso que es en realidad su propio pueblo.

La centroderecha retornó a su pasado ultrarreaccionario

Por consiguiente, la corta victoria de Kast, dependió de la ofensiva mediática de la derecha y del gobierno Piñera. Ella consiguió imponer el tema de la elección. La centroderecha constató el fin de la “democracia de los consensos” y la inviabilidad de la propuesta continuista de Sebastián Sichel. En lugar de ceder, se atrincheró en el discurso del miedo encarnado por la arcaica propuesta ultraderechista y arcaica de José Antonio Kast. Impuso como tema de campaña, el orden ante el caos imperante bajo su gobierno… de derecha, prometiendo un gobierno… de ultraderecha, que sólo traerá ingobernabilidad y terrorismo de estado.

Apruebo Dignidad debe ligarse al movimiento social

Kast y Boric van al balotaje presidencial en Chile el 19 de diciembre. Eso era algo impensable antes de la movilización social iniciada en 2019. Esa victoria de Boric confirmó el fin del pacto político de 1989. Sin embargo, la baja participación electoral, confirma el insuficiente arraigo de Apruebo Dignidad. Refleja las dificultades de este nuevo sector político institucionalizado en encarnar y representar la masiva fuerza del movimiento social y sus reivindicaciones de gran coherencia antineoliberal.

El nuevo Congreso refleja un sistema político cuestionado

El nuevo Congreso refleja un sistema político cuestionado, sin grandes variaciones. Pero si muestra fluctuaciones al interior de los bloques en el Senado y la Cámara de diputados. La centroderecha tradicional tiene el 50% del senado, pero es minoría en la cámara de diputados. Nuevo Pacto Social, pierde fuerza en la cámara de diputados empatando con Apruebo Dignidad, pero mantiene su fuerza en el senado. Es así como, la persistencia del marco regulatorio, evitó la formación de un Congreso favorable a los cambios. El marco constitucional sigue dificultando el surgimiento de orgánicas que cristalicen políticamente las reivindicaciones de octubre de 2019.  Los cambios dependerán de quien controle el poderoso poder ejecutivo y la continuidad de la movilización social.

Chile: ¡Todos por Boric! Para que la dignidad se haga costumbre

En consecuencia, Kast y Boric van al balotaje presidencial el 19 de diciembre con un tema impuesto por la ultraderecha. Eso instala la incertidumbre sobre la canalización del descontento social mediante la concreción del cambio de la Constitución. La victoria de Gabriel Boric el 19 de diciembre es lo único que puede mantener la esperanza de un nuevo Chile. Ella se eleva contra el miedo y el oscurantismo arcaico de una derecha defensora del status quo neoliberal. Todos deben unirse contra Kast, por las reivindicaciones de los movimientos sociales. Ya sean ellos feministas, de género, por los pueblos originarios, por mejores salarios y condiciones de trabajo, por una educación de calidad, por el acceso a la salud, contra las AFP, contra las zonas de sacrificio, por los derechos humanos y la libertad de los presos políticos de la revuelta, entre otros.

Veamos los argumentos de cada una de estas constataciones.

1. ALTA ABSTENCIÓN ¿Y EL PUEBLO DONDE ESTÁ?            |

El 21 de noviembre la participación electoral fue de sólo el 46.34%, de los votantes habilitados. Vale decir, 400 mil votantes menos que el 51.98% que votó en el plebiscito de octubre de 2020 (Servel). Por otro lado, las informaciones disponibles, apuntan a que la participación electoral bajó en comunas de bajos ingresos, como la Pintana y Puente Alto y aumentó en las de altos ingresos como Vitacura, Las Condes y Providencia (Emol). Eso apunta a que la abstención en los sectores populares fue aún mayor.

Lo cierto es que parece confirmarse la abstención del nuevo votante menor de 50 años, clave en la victoria del Apruebo en el plebiscito y para la derrota de la derecha en las elecciones a la convención constitucional en mayo pasado (Decide Chile). Ello confirmaría que la movilización social por el cambio constitucional en el plebiscito no se sintió interpelada por esta elección. A pesar de que ella era considerada una de las más importantes y polarizada de los últimos años.

Figura 1: Evolucón de la participacón electoral de 1989 a 2021 (Datos de Servel Chile)

En relación a ello, surge la necesidad de estudiar el impacto de las complejas reglas de participación electoral de la ley orgánica constitucional 18.700. Esas reglas no favorecen la participación electoral. Recordemos que la democracia restringida chilena dejó de considerar la participación electoral como un deber ciudadano, propio de la vida en sociedad. Una cuestión de incidencia catastrófica en la participación electoral. La figura.

Confirma el desplome de la participación en la elección presidencial, de 86,9% de participación electoral, en 1989, al 46,34% en 2021. Ello confirma el dato no menor,  del desplome de la participación electoral por el carácter restringido de la democracia representativa chilena. Ello incluye detalles importantes. Entre ellos, las dificultades de la confirmación de domicilio. También que se voto un solo día. Se crearon largas filas para votar porque debía decidirse el voto por cuatro niveles de gobierno. Ellas equivalieron a una práctica chilena de gerrymandering. Ello hizo que muchos se abstuvieran de participar.

Además, los resabios estructurales que separan la política y sociedad están inscritos en la ley de partidos. Ellos dificultan la constitución de representaciones propias del movimiento social de 2019. Ellos dan pié al oportunismo barato de fallidas candidaturas presidenciales que intentaron encarnarla. Sin embargo, la fuerza popular, quedó demostrada con la primera mayoría de la senadora independiente en la región metropolitana. Destaca que, sin apoyo de ningún partido, triunfó la víctima emblemática de la represión piñerista, Fabiola Campillai. En el  mismo orden de ideas, el castigo a la clase política, afirmada en esas reglas complejas de representación, se confirmo en la alta votación de Franco Parisi, candidato virtual que hizo campaña desde Alabama (EE.UU). Transformado ahora en vedette cotizada por su tercer lugar, afirma sin embargo algo evidente respecto de Kast en Twitter: “no dará gobernabilidad ni paz social.” (El Mostrador)

Es evidente el desprestigio de la clase política de los “treinta años” transformada en élite distante de la sociedad. Tras ello, se perfilan las dificultades de la izquierda en representar o cooptar las reivindicaciones del movimiento social. Nuevo Pacto Social, sigue obnubilado por la búsqueda de interlocutores para un proyecto de gobernabilidad.  A ello se agrega un Apruebo Dignidad con insuficiente arraigo social  por su institucionalización acelerada. No lograron movilizar los electores en la que se suponía que era la votación más importante desde diciembre de 1989. Es por ello, que el principal desafío del balotaje presidencial es el de movilizar los cientos de miles de votantes que quieren un cambio constitucional. Eso permitirá enfrentar la crisis del modelo político y económico neoliberal y responder a las reivindicaciones expresadas el 25 de octubre de 2019.

2. LA CENTRODERECHA ABANDONÓ EL PACTO DE GOBERNABILIDAD DE 1989

Es irrebatible que para las elecciones del 21 de noviembre la derecha abandonó definitivamente el Pacto de Gobernabilidad de 1989. Ese pacto fue cuestionado por la movilización contra los «treinta pesos» el 18 de octubre de 2019. Pero, sobre todo, por la masiva marcha del 25 de octubre de 2019, dominada por la consigna contra los “treinta años”. Eso marcó el retorno del sujeto social en la política chilena. Su ausencia era una de las condiciones para el funcionamiento de ese pacto.(Comentario Digital)

Las causas son varias. Por un lado, está el agotamiento del modelo económico neoliberal y del sistema político separado de la sociedad. También, por la rigidez de la “democracia de los consensos”. Por su incapacidad en adaptarse a las nuevas necesidades ciudadanas. Ello fue aumentando la contestación social hasta que se unieron las múltiples reivindicaciones que adquirieron una sorprendente coherencia antineoliberal en octubre de 2019.

Es así como al igual que con otros pactos de gobernabilidad latinoamericanos, se agotó el pacto de 1989. Es lo que ocurrió con el Pacto de Punto Fijo de 1958 en Venezuela, o el del Frente Nacional en Colombia. Ellos también engendraron un profundo cuestionamiento de la clase política y de la política misma.

Sin embargo en Chile, el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, del 15 de noviembre de 2019, se transformó en una última opción de transformación consensual del sistema político. Una propuesta muy criticada en un comienzo. Porque se percibió que salvaba el gobierno de Piñera. También porque esa opción de cambio constitucional estableció el quórum de los 2/3. Además, estableció una Convención Constitucional tutelada por el poder legislativo controlado por la clase política.

A pesar de todo, en el contexto de la crisis pandémica, el cambio constitucional terminó adquiriendo legitimidad como posibilidad cierta de transformación del sistema político, hacia una segunda transición inclusiva. Por un lado, por reservar escaños a los pueblos originarios e imponer la paridad de género en la Convención Constitucional. También porque tanto en el plebiscito de octubre de 2020, como en la elección de los miembros de la Convención Constitucional la derecha no obtuvo el temido derecho a veto.

Ante una probable derrota de su candidato, la centroderecha abandonó definitivamente el nuevo pacto de transformación de la gobernabilidad mediante el cambio constitucional. Es así como el llamado partido del orden, de la defensa irrestricta del Estado de derecho actual, queda sin interlocutores.

Ello, a pesar de que la perspectiva del cambio constitucional terminó por postergar cualquier iniciativa de respuesta a las reivindicaciones de los movimientos sociales o de transformación de las reglas de la restringida democracia chilena.

Al optar por Kast, la mayoría de la centroderecha retorno a su pasado reaccionario de defensa, a como dé lugar, de sus privilegios. Volvió a instalar la política como el binomio amigos/enemigos en Carl Schmidt, en lugar de pasar del antagonismo al agonismo que debe construir la profundización de la democracia (Mouffe). Es en ese contexto que Kast y Boric van al balotaje presidencial.

Kast y Boric van al balotaje presidencial

Es en este contexto que para el 19 de diciembre, es la primera vez desde 1989 que  quedaron fuera del balotaje tanto los candidatos de la centroizquierda como de la centro-derecha. Según observadores extranjeros, “Chile se debate entre el deseo del cambio y el miedo a perder privilegios” (Julieta Caggiano).

El 19 de diciembre competirán, por un lado, el ultraderechista José Antonio Kast, del nuevo referente ultraderechista, Frente Social Cristiano. Él obtuvo 27,91% de acuerdo al último cómputo del Servel. Por otro, Gabriel Boric, candidato del emergente bloque de izquierda Apruebo Dignidad, que obtuvo 25,83% de preferencias.

Entre ambos, hubo una diferencia de apenas 146,313 votos. Se trata de un resultado que deja abierta la segunda vuelta porque ninguno superó el 30%. Kast y Boric van al balotaje por el control del poder ejecutivo. Se trata de una institución clave que puede favorecer los cambios exigidos por la ciudadanía. Kast y Boric van al balotaje en una de las elecciones más definitorias de los últimos tiempos.

Kast y Boric van a la segunda vuelta. La imagen muestra a José Antonio Kast y Gabriel Boric candidatos en balotaje presidencial en Chile
Antonio Kast (Frente Social Cristiano) y Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) candidatos en balotaje por nuevos referentes en la segunda vuelta presidencial del 19 de diciembre de 2021 (Captura de ecrán, France24)

Los partidos de la centroderecha están cegados por la defensa del status quo, a toda costa. Pragmáticamente, abandonaron su candidato, elegido en primarias oficiales, Sebastián Sichel. Con apenas 12,79%, pasó a la historia como un intento fallido de continuidad, de un gobierno impopular.

Como para aumentar su humillación electoral, Sichel fue superado en 893 votos por el candidato virtual, Franco Parisi. Este fue el abanderado telemático del Partido de la Gente, quien hizo campaña desde Alabama (Estados Unidos). Parisi nunca llegó a Chile, pero, fue probablemente a causa de ello, que sirvió de refugio populista a quienes votaron contra la clase política.

También perdió, perdió la candidata de Nuevo Pacto Social, Yasna Provoste. Con apenas 11,61%, llegó en quinto lugar, menos que Kast, Boric, Parisi y Sichel. Superó solamente a Marco Enríquez-Ominami Gumucio, del PRO, quien obtuvo 7,61%, y Eduardo Artés del  Partido Unión Patriótica (UPA) que alcanzó sólo 1,47% cuyos partidos no consiguieron elegir ningún escaño en el parlamento.

3. LA OFENSIVA REACCIONARIA DE LA DERECHA

Kast y Boric van al balotaje presidencial. La sorpresiva victoria de Kast, era inconcebible hace tres meses. Ella se debe a que la centroderecha apostó a la defensa irrestricta de sus privilegios. Cedió al subterfugio de utilizar la repetida campaña del miedo, aunque ello retrotraiga Chile al periodo más sombrío de su historia.

Y es que cuenta con los medios. El control de los medios de comunicación fue esencial para el éxito de una burda y contradictoria arremetida comunicacional derechista pletórica de desinformación (BCN). Abundan los estudios sobre el rol de los medios en el intento de desprestigio del proceso constituyente (CIPER). Expertos como Frank Gaudichaud afirman que hay una concentración mediática excepcional en Chile, que dificulta la democracia (Rebelión).

Es así como el discurso dominante, sobredimensiona la amenaza de invasión de migrantes en el norte, pese a que Piñera los había invitado hace tres años (BBC). El discurso de  Kast prometiendo construir zanjas en el norte coincidía ya en afirmar la existencia de una crisis migratoria por el gobierno de Piñera (El Dínamo). Sus propuestas de militarización de la frontera y castigo contra las ONG que ayuden migrantes, favorecen el miedo y la xenofobia (La Tercera).

Imagen en redes sociales de la militarización de la Araucanía
Nueva ocupación militar de la zona de la Araucanía (captura de ecrán redes sociales)

Por otro lado en lugar del diálogo, el gobierno Piñera volvió a la estrategia de la militarización que llevo al asesinato de Camilo Catrillanca en 2018 (Comentario Digital). Incrementó la militarización de la macrozona de la Araucanía, en el marco de las denuncias en su contra por los Pandora Papers (Comentario Digital). Por consiguiente, la región está ocupada militarmente por la infantería de marina desde el 12 de octubre (El País). Es bajo comando militar y por una fuerza militar entrenada para la guerra que se ha asesinado un comunero Mapuche en Cañete (Resumen).  El discurso contra la violencia hizo que fue con apoyo de sectores de la oposición que en lugar de exigir el diálogo, se ha prorrogado el estado de excepción  el 9 de noviembre (Senado) en las cuatro provincias de la llamado macrozona (El Mostrador)

Ya desde 2019, el gobierno Piñera privilegió la vía de la intransigencia represiva sacando por primera vez de sus cuarteles a los militares y violando los DD.HH en lugar de responder a las demandas sociales (Comentario Digital). En continuidad con la misma lógica de combate contra un pretendido enemigo poderoso que el impopular gobierno de Sebastián Piñera intervino constantemente en la campaña electoral. El subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, ligó a Boric y Provoste con la violencia del aniversario del 18 de octubre, amalgamando nuevamente delincuencia, narcotráfico y movilización social por los cambios (T13). También lo liga al proyecto de ley de indulto para los presos políticos de la revuelta, en detención prolongada y sin juicios, en violación de sus derechos fundamentales (El Mostrador).

Esta vez la derecha no recurrió al miedo del «Chilezuela» como en 2017. Prefirió esgrimir la amenaza del enemigo interno y el arcaico discurso pinochetista de la amenaza comunista. Paradojalmente, la ofensiva de la derecha promete terminar con el caos, la delincuencia y el narcotráfico que han proliferado bajo un gobierno… de derecha; con la elección de un presidente de ultraderecha que promete la defensa del estatus quo. Lo cierto es que un segundo gobierno de derecha opuesto a los cambios, sería la receta privilegiada para la ingobernabilidad.

La victoria de Kast y la apuesta arriesgada de radicalización de la derecha

La centroderecha terminó cerrando filas tras el candidato ultraderechista José Antonio Kast, que aparece desligado del gobierno de Sebastián Piñera, pero que promete, tal como lo hiciera Piñera en 2017, combatir la delincuencia y el narcotráfico (CNNChile).

Kast comparte la intransigencia represiva contra un enemigo poderoso, que es el pueblo movilizado por los cambios del 2019, del discurso piñerista. Su promesa represiva preludia nuevas violaciones de derechos humanos por agentes del estado.

Sin embargo, la candidatura de Kast es una apuesta arriesgada porque suscita mucho rechazo. Kast aporta además un discurso misógino, xenófobo y negacionista del cambio climático. Promete terminar con el ministerio de la Mujer.

Collage de imágenes sobre las declaraciones controvertidas del candidato José Antonio Kast.
Kast es portador de un discurso misógino, xenófobo, negacionista del cambio climático y abierto partidario de la dictadura cívico-militar. (Captura de ecrán de medios sociales)

Por un lado, su programa cita como un mantra al ideólogo neoliberal Milton Friedman y propone reducir el aparato estatal, bajar impuestos y profundizar el agotado modelo neoliberal extractivista (Pauta).

Por otro, reivindica desembozadamente a Pinochet y promete liberar los represores de la dictadura cívico-militar presos en Punta Peuco (El País) No es por nada que este ex secretario general de la UDI, renunció en 2016 a esa colectividad, criticando que el partido de Jaime Guzmán había extraviado su camino (La Tercera). Quiere restablecer el credo de Dios Patria y Familia celebrado en 1977 en Chacarillas por Pinochet con discurso escrito por el ideólogo conservador Jaime Guzmán (El Mostrador).

Pese a su pésimo desempeño en el último debate presidencial,Kast pasó al balotaje, aunque con menos del 30% de los votos, lo que no le asegura la victoria el 19 de diciembre (El Desconcierto). Su principal capital es el miedo (DW). En su discurso de victoria, confirmó su programa ultraconservador (El País). Su principal capital es el miedo (DW). Prometió “recuperar la paz, enfrentar a los delincuentes y  narcotraficantes, a poner fin al terrorismo” (Pauta). Definió su combate contra Boric como una cruzada: “Vamos a elegir entre libertad y comunismo” (Emol).

El voto de Kast se concentró en zonas rurales, en el sur y en parte del norte, tradicionalmente favorables a la centroizquierda. Perdió sin embargo en la región metropolitana (T13). De acuerdo a analistas, Kast tiene la ardua tarea de conquistar el voto centrista (DiarioUchile). Por el momento, cuenta con el apoyo incondicional de la UDI, Evópoli le apoya pero afirma que no será parte de su eventual gobierno y en RN, hasta la derecha social, con Mario Desbordes le apoya, a pesar de las diferencias (La Cuarta).

4. VICTORIA DE BORIC: LA OPCIÓN TRANSFORMADORA SIGUE VIGENTE

Kast y Boric van al balotaje presidencial. La votación del pacto Apruebo Dignidad es sorprendente. Hasta hace unos meses, su principal componente, el Frente Amplio, era considerado en declive. Incluso en fase terminal de acuerdo a sus detractores (El Libero).  Pese a haber surgido ligado a las movilizaciones contra el primer gobierno de Piñera, fue incapaz de ponerse al frente de la movilización social del 18 de octubre de 2019, a pesar de que este contiene demandas que son parte de su ethos (CIPER).

Perdió 9 de sus 20 diputados electos en 2017 (EX-ANTE). Se desangró por su izquierda con la firma del Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, del 15 de noviembre de 2019. Perdió el Partido Liberal y miembros por su derecha, al negarse a una alianza con Unidad Constituyente (biobio).

La alianza del FA con el PC, y la entrada de escisiones del PS ubicaron al pacto Apruebo Dignidad claramente en la izquierda. Sin embargo pese a aparecer beneficiado institucionalmente del nuevo contexto creado por el estallido del 18 de octubre de 2019, Boric no alcanzó, el esperado 30%. No consiguió movilizar el voto de los menores de 50 años que votaron apruebo en el plebiscito de 2020 y en mayo pasado por la Convención Constitucional, en las municipalidades y por gobernadores.

Gabriel Boric afirmó en su discurso de victoria que el desafío de formar un frente que permita “que la esperanza le gane al miedo” (BBC). Una disputa “por la democracia, la justicia, la inclusión, el respeto, por la dignidad de todos y todas”.

Candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric (captura de ecrán)

Lo cierto es que la victoria de Boric depende principalmente de su capacidad en movilizar el masivo electorado que desea cerrar el camino a un retorno al pasado anterior al 1990. Depende además de la participación del electorado que de acuerdo a las encuestas, que esta vez estuvieron cerca, expresaba en 50% su rechazo a la figura de Kast (Emol).

Por lo pronto Boric cuenta ahora con el apoyo oficial del PS. Su presidente, Álvaro Elizalde, lo afirmó el domingo mismo (Telam). También cuenta con el apoyo del candidato del PRO, Marco Enríquez-Ominami (El Mostrador). Aunque Yasna Provoste declaró que votará por Boric, el PDC espera negociar su apoyo (La Tercera).  Por lo pronto Boric prometió incorporar propuestas de Yasna Provoste en materia de seguridad, incluso de Franco Parisi en materia de sueldos públicos y de Marco Enríquez Ominami en reactivación del empleo (DiarioUchile). Miembros calves de la Convención Constitucional entregan públicamente su apoyo a Boric (El Dínamo)

5. EL CONGRESO SIGUE SIENDO HOSTIL A LOS CAMBIOS CONSTITUCIONALES

La oposición consiguió conservar una mayoría simple en la cámara de diputados pero fue empatada por la derecha en el senado. Ello hará más difícil la implementación del programa de gobierno de Gabriel Boric. Ello también aumentará los escollos institucionales que debe sortear el proceso de cambio constitucional en curso. El nuevo congreso no adoptará fácilmente las reformas constitucionales que requieren, entre otras materias, los plebiscitos dirimentes (La Tercera). El retorno a las condiciones de nacimiento del proyecto de cambio constitucional aparecen como vía indeseable pero necesaria, si persiste la porfía en el Congreso.

Cámara de diputados con cambios internos limitados

En la cámara de diputados no existen mayores variaciones (Servel). Ello si el análisis se hace usando como base los partidos políticos que componían coaliciones cuyos componentes ahora son distintos, además de los nuevos actores. Ello, porque desde ya, cualquiera de los dos candidatos del pacto Frente Social Cristiano (José Antonio Kast) o de Apruebo Dignidad (Gabriel Boric) no cuentan con mayorías suficientes en la Cámara de Diputados para realizar sus planes de gobierno.

En efecto, de acuerdo a los resultados finales del Servel, la centroderecha obtuvo, bajo el pacto Chile Podemos+, sólo 53 escaños en la Cámara de diputados: Evópoli bajó de 6 a 4, el PRID obtuvo 1; RN bajó de 36 a 25;  y la UDI 32 a 23. A esos 53 escaños se suman los 15 nuevos escaños de ultraderecha obtenidos por el pacto Frente Social Cristiano liderado por Kast: 1 del Partido Conservador Cristiano y 14 del Partido Republicano. Eso suma 68 escaños para el nuevo bloque de derecha. Un bloque que baja respecto de los 73 diputados que obtuvo Chile Vamos en 2017.

Esa nueva situación aumenta la incertidumbre en el control del discurso público, así como las posibles contradicciones al interior del bloque. Un primer ejemplo de los esfuerzos de control del discurso público, fueron las declaraciones misóginas y contra el voto femenino  del nuevo diputado republicano, Johanes Kaiser, y su necesaria renuncia al Partido Republicano como estrategia de control de daños (Emol). Ello ilustra las consecuencias negativas y el aumento de la incertidumbre para la centroderecha por su alianza con la ultraderecha. Posibilidades de contradicciones que ahora no son privativas de la centroizquierda y la izquierda.

Figura 2: Composición de la cámara de diputados 2022-2026 (Datos del Servel)

En la actual oposición las transformaciones de la representación de partidos son más importantes. Los partidos que conforman el Nuevo Pacto social (Ciudadanos; PDC; PL; PPD; PR; PS) bajaron de 51 escaños en 2017 a 37 diputados (Servel)

Las bajas más importantes son del PS que baja de 19 a 13 diputados, del PDC que baja de 14 a 8 y del PR de 8 a 4 diputados. A ellos se agregan 7 del PPD (eligió 8 escaños en 2017); 4 del PL (gana 2 diputados respecto de 2017) y 1 diputado de Ciudadanos.

Si se consideran los partidos que componen Apruebo Dignidad (Comunes, CS, RD, PCC y PRVS) este bloque aumenta su número de escaños de 22 a 37 escaños. Este bloque está en paridad con la diputación de Nuevo Pacto Social. Si se consideran los dos bloques que la conforman, el Frente Amplio y Chile Digno es el Frente Amplio que tiene mayor número de diputados (23 escaños) en relación a Chile Digno que cuenta con 14 escaños  , en paridad con Nuevo Pacto Social.

En efecto, los actuales partidos del Frente Amplio, contaban con 14 escaños, ahora aumentaron su votación a 23 escaños: 6 diputados de Comunes; 9 de Convergencia Social y 8 de Revolución Democrática. Por su parte el Partido Comunista cuenta aumentó de 8 a 12 su número de Diputados, mientras el Frente Regionalista Verde Social tiene 2 escaños.

Fuera de estas coaliciones hay que considerar la escisión del Frente Amplio agrupada en Dignidad Ahora, formada por el Partido Igualdad que perdió su representación y el Partido Humanista que obtiene 3 diputados. A ello hay que agregar también el Partido Ecologista Verde Social, otra escisión del Frente Amplio que obtuvo 2 escaños.

Por su cercanía estos diputados inclinan la balanza a favor del bloque Apruebo Dignidad. En total, el conjunto de partidos de la actual oposición cuentan con 79 diputados, la mayoría absoluta. Contaban con un potencial de 82 diputados en la Cámara de diputados elegida en 2017. Una diferencia de sólo 3 escaños. Ello permite concluir que no hubo un cambio dramático en la cámara de diputados. Ello aunque es una incógnita de dónde se ubican, de acuerdo a los temas, los diputados del Partido de la Gente. Kast y Boric van al balotaje presidencial y quien gane deberá negociar para obtener el apoyo de la cámara de diputados.

Un Senado en empate con la derecha

Como consecuencia de la reforma constitucional adoptada en 2015, es que el Senado terminó ahora de completar su número, pasando de 43 a 50 senadores. En el senado de 2017, el 53,5% de sus miembros pertenecía al bloque opositor y 46,5% al del bloque de centroderecha.  El nuevo senado, aunque las líneas demarcatorias entre bloques sean más difíciles de establecer, está compuesto por un empate entre las fuerzas de la derecha y de la actual oposición.

Puede argumentarse que el aumento del porcentaje de senadores de derecha obstaculizaría el proceso constitucional. Pero, eso sería olvidar que era también el caso del actual senado. En efecto, se requería apoyos de senadores de derecha hasta para el quórum cualificado de 3/5. No obstante, se trata del más alto porcentaje de senadores de derecha desde 1990. El bloque de derecha cuenta con 24 senadores de Chile Podemos + y un senador del Frente Social Cristiano FSC (Rojo Edwards).

Por su parte. Los partidos de la actual oposición cuentan con el bloque de 18 escaños de Nuevo Pacto Social (7 del PS; 6 del PPD y 5 del PDC). Este bloque de centroizquierda e izquierda cuenta además, con 5 senadores de Apruebo Dignidad (2 del FRVS, 2 del PC y 1 de RD que no iba a reelección). Destaca el retorno por primera vez desde 1973 del PC con Claudia Pascual (Región metropolitana) primera ministra de la Mujer y Equidad de Género bajo Michelle Bachelet y Daniel Núñez por la región de Coquimbo.

Figura 3: Composición del Senado 2022-2026 (Datos de Servel Chile)

A ellos se agrega la independiente Fabiola Campillai (primera mayoría en la Región metropolitana, símbolo del estallido al quedar ciega por disparo de carabineros) y el independiente Karim Bianchi, hijo del antiguo senador Juan Carlos Bianchi (Magallanes).

Kast y Boric van al balotaje presidencial pero cualquiera que gane el 19 de diciembre contará con poca fuerza propia en el Senado. Gabriel Boric cuenta con cinco senadores, mientras que Kast cuenta sólo con un senador. Por ello deberán negociar para imponer las leyes que permitan sus programas de gobierno. El senado cumple su rol de estabilidad al elegir sólo parte de los senadores que duran dos ciclos de elección, más que los presidentes que sólo pueden ser elegidos una sola vez consecutiva.

Además, la consecuencia mayor de la nueva composición del senado es que, como en el pasado, hace muy difícil (¿imposible?) la adopción de las reformas constitucionales que requiere el proceso de elaboración de la Convención Constitucional. Entre otras, la de incluir el mecanismo de plebiscitos dirimentes cuando no se obtengan los 2/3 de convencionales (103) y se puedan proponer mediante un voto de 3/5 (93 convencionales). Para la adopción del cambio del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución del 15 de noviembre de 2019 se requieren los 3/5 en el  Senado y en La Cámara de diputados.

6. ¡TODOS POR BORIC! PARA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE

Kast y Boric van al balotaje presidencial. Creemos que la victoria de Gabriel Boric en la segunda vuelta del 19 de diciembre es lo único que puede contrarrestar el contraataque reaccionario de la derecha. La victoria de Boric, mantendrá abierta la esperanza de un nuevo Chile cerrando el paso al oscurantismo conservador y neoliberal del candidato ultraderechista del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast.

Ello porque de acuerdo a la Constitución vigente y ya repudiada por una inmensa mayoría ciudadana en el plebiscito de octubre de 2020, otorga poderes cuasi monárquicos al poder ejecutivo. El presidente tiene la prerrogativa de imponer su veto a toda ley aprobada en el Congreso. Guarda el poder absoluto en definir los proyectos de ley, entre otros aspectos. Con Kast en el poder ejecutivo, el panorama más evidente es el de la ingobernabilidad de Chile, el aumento de la represión y las violaciones de los derechos humanos. Es el de la obstaculización del proceso de redacción de una nueva Constitución, el cuestionamiento de las leyes en materia de género, de matrimonio igualitario, de derechos reproductivos. La lista es larga,

Es indudable que en el nuevo Chile, el del retorno del actor social en política, desde octubre de 2019, la política no se agota en la transferencia del poder ciudadano en la clase política mediante las elecciones. Lo probó el que fuera la movilización y no los acuerdos políticos lo que forzó abrir las puertas al cambio completo de la Constitución. Algo que se consideraba imposible desde 1990, al punto que el considerarlo posible, fue caricaturizado por asemejarse a quere fumar opio.

Tampoco debe olvidarse que la promesa del cambio constitucional, aunque postergó la respuesta a las demandas concretas de la ciudadanía, salvando al Gobierno Piñera, no podrán seguir postergadas indefinidamente. Entre muchas otras, las de los movimientos sociales feministas, de los pueblos originarios, por mejores salarios y condiciones de trabajo, por una educación de calidad, por el acceso a la salud, para terminar con las AFP y dar pensiones dignas, para terminar con las zonas de sacrificio, por los derechos humanos, por la libertad de los presos políticos de la revuelta, y muchos otros, en un país que limita cada al centro de la injusticia.

Para asegurar tanto la conclusión del proceso constitucional, como la respuesta a demandas concretas, se debe asegurar una enorme participación electoral que detenga el intento de retorno al pasado y de bloqueo del proceso de cambios. No se trata de delegar el poder ciudadano en la clase política, se trata de crear las condiciones para que se profundice la democracia chilena en la que los ciudadanos puedan participar fuera de las elecciones y que sus voces sean escuchadas.

Si el plebiscito de octubre del 2020 fue un primer paso, si la elección de la convención constitucional fue finalmente transformada en un segundo paso. Kast y Boric van al balotaje presidencial el 19 de diciembre y cerrarle el paso a un nostálgico de la dictadura de Pinochet, defensor del status quo, y asegurar la victoria de Boric será un tercer paso, en el camino de liberar Chile de las ataduras que obstruyen la profundización del proceso democratizador.     

imagen aerea de la gran marcha del 25 de octubre de 2019 en Santiago de Chile
La propuesta de Nueva Constitución por la Convención Constitucional será el tercer paso para liberar Chile de las ataduras que obstruyen su potencial transformador (captura de ecrán)