Captura de ecran, foto de medios sociales con mujer anciana cansada vendiendo en vereda y texto; "no son treinta pesos; son treinta años",

Aunque los actores políticos, los medios de comunicación y el contexto de crisis sanitaria la hayan relegado a un segundo plano, la elección de la Convención Constitucional en Chile el 15 y 16 de mayo es histórica. Es la primera vez que se eligen por votación popular los 155 miembros de una Convención Constitucional encargada de redactar una nueva Constitución. Una novedad histórica, adoptada por la clase política para canalizar el descontento anti sistema político del estallido social del 18 de octubre de 2019. ¿Lo conseguirá?

Sin embargo, el objetivo de la elección de los miembros de la Convención Constitucional se diluye al realizarse en conjunto con otras tres elecciones. Por un lado, la primera vez que se eligen en votación popular los 16 gobernadores de las regiones administrativas del país. Por otro lado, al coincidir con las elecciones de alcaldes y de concejeros municipales, que concitan menos interés que las de presidente o del Congreso.

A pesar de todo, tanto la participación electoral como los resultados de la elección de la Convención Constitucional revelará la relaciones de fuerzas políticas. Entre otras, evidenciarán la caída en votación de la derecha y el centro izquierda y el surgimiento y fortalecimiento de nuevos referentes políticos. Ella confirmará el retorno de tres bloques políticos, un alineamiento incompatible con el sistema político instalado en 1990. Más precisamente, o bien consiguen canalizar institucionalmente la crisis política y el descontento anti sistema. Un dato fundamental del contexto creado por el estallido del 18 de octubre de 2019. O bien, en ausencia de canalización, el descontento de nuevos actores sociales y políticos mantendrá en territorio inestable la democracia restringida chilena.

Las elecciones del 15 y 16 de mayo pueden ser el interludio previo al surgimiento de actores políticos portadores de un nuevo sistema político. Un periodo inestable de crisis social, economica y política preñado de reivindicaciones de caracter pos-neoliberal, progresista. De búsqueda incesante de nuevos canales de expresión y representación de actores sociales. Un retorno de la Política y del miedo de las élites a las masas movilizadas. Veamos estos elementos de un complejo panorama.

Los Avatares de la Democracia Restringida Chilena

Uno de los primeros avatares que conspiran contra la solución propuesta por las grandes mayoría es la democracia restringida chilena. El objetivo fundacional de la Convención Constitucional aparece diluida ante otras 3 elecciones. Dos de dimensión comunal que son las que concitan menos interés. Otra de dimensión regional que ocurre por primera vez y que interesa principalemente a la clase política y las élites.

Los electores deberán armarse de paciencia porque deberán usar cuatro papeletas con enorme cantidad de candidatos. Un verdadero rompecabezas que  exige poseer gran cantidad de información para ejercer un voto informado. Más precisamente, los electores deben concurrir a las urnas el 15 y 16 de mayo en medio de una grave crisis sanitaria y económica. Ellos deben elegir no sólo los 155 miembros de la Convención Constitucional. Además, deben elegir 16 gobernadores, 345 alcaldes y entre 6 y 10 concejales por comuna.

La pandemia del Covid-19, ya obligó a la postergación de las fechas ya establecidas en el criticado Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. Ese Acuerdo, firmado por 11 partidos el 15 de noviembre de 2019 y la ley 21.200 que norma el proceso han creado confusión. Ahora la pandemia impuso que por primera vez se vote dos días, una medida que sin embargo no garantiza que haya mayor votación.

Obstáculos a la participación Electoral

Otro avatar, son los obstáculos a la participación electoral. La imposición del voto voluntario lleva a que vote solo la mitad del padrón electoral, menos aún en el caso de las elecciones municipales. La pandemia de la Covid-19 puede reducir aún más la participación ciudadana por la confusión reinante en cuanto a las condiciones de participación segura. Incluso el plebiscito de octubre pasado no desmintió ello con una baja participación de 50.95% del padrón electoral.

Sin embargo, la participación electoral de un semejante universo electoral, puede revelar indicadores de cambios importantes de relaciones de fuerzas políticas. Ligados al contexto creado por el estallido del 18 de octubre de 2019 que favorece posiciones críticas y nuevas expresiones. Entre otros, la caída en votación de la derecha y de la oposición más ligadas al sistema político instalado en 1990.

Pero, al mismo tiempo, la creciente deslegitimación del gobierno y del congreso actual; no incentivan la participación, particularmente en un sistema de voto voluntario. En ese marco, las críticas a la clase política desincentivan la expresión democrática libre e informada. Paradojalmente, ese es uno de los avatares claves de la democracia restringida actual.

Normativa Restringida de la elección de la Convención Constitucional

Hay también aspectos específicos ligados a la elección de miembros de la Convención Constitucional. La normativa que regula la elección de los constituyentes no favorece la expresión del sentimiento popular en este campo.

En primer lugar, está la imposición de la legislación que regula las elecciones parlamentarias al sistema de voto para la elección de la Convención Consitucional. Por un lado, ella obliga a la formación de partidos y la formación de pactos que favorecen los partidos políticos tradicionales. Ello resulta en que se presentan 31 partidos políticos y 71 pactos electorales, muchos de ellos de carácter regional o por distrito.

Por otro lado, y para completar la elección de los 155 escaños, hay 1275 candidatos. Ellos postulan  para los 138 escaños generales. Se agregan los 17 cupos reservados para los pueblos originarios. Recordemos que hay 1 escaño reservado para candidatos de los 10 pueblos originarios en cada uno de los 17 distritos. El Servel estableció un padrón electoral basado en la autoidentificación en el último censo.

Un análisis general podría incitar a trasladar mecánicamente los votos del plebiscito de octubre de 2020 en la elección de la Convención Constitucional. Ello aseguraría que la derecha sería borrada casi del mapa. Paradojalmente, nadie defiende esa tesis. Son evidentes las distorsiones creadas porque el sistema d’Hondt. Este sistema favorece la votación de listas en distritos donde se eligen entre ocho y tres titulares.

Es lo que confirma el análisis de los partidos, pactos y candidatos a lo largo de los 28 distritos en que se divide el país. Los tres principales pactos constituidos por partidos políticos tradicionales con independientes cercanos a sus tendencias se ven favorecidos, matemáticamente por el sistema de elección d’Hondt. Este beneficia las listas que presentan candidatos en todas las regiones del país e incluyen independientes conocidos. Es lo que afirma un analista en Ciper.

Impacto de la Primacía de Partidos Tradicionales y Pactos Nacionales

El impacto de la primacía de partidos tradicionales y pactos nacionales es particularmente importante para la derecha política y sus candidatos independientes.

La derechista lista Vamos por Chile (180 candidatos) reúne al conjunto de la derecha política, desde los extremistas Republicanos de José Kast (PR); hasta la derecha social de Renovación Nacional (RN), pasando por la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI) y los libertarios de extrema derecha de Evopoli. Ella incluye además, notorios independientes de derecha partidarios de preservar la actual Constitución. Su objetivo confeso es mantener la actual Constitución a como dé lugar.

El sistema d’Hondt permite un arrastre por distribución del voto de lista que puede llevar a una sobrerrepresentación de Vamos por Chile. Recordemos que con apenas un tercio, la derecha tendría poder de veto, de acuerdo a la ley 21.200. Esta ley limita la soberaná de la Convención al fijar un quórum de 2/3 para adoptar partes o el conjunto de la nueva Constitución.

Por su parte, la Lista del Apruebo, (180 candidatos) que engloba los partidos Demócrata Cristiano (PDC) Radical (PR), Por la Democracia (PPD), Socialista (PS), Progresista (POR), Ciudadanos y Liberal (PL). Ella cuenta también con independientes con importante popularidad y ligados al estallido.

En ella perduran ambiguos defensores del Estado de Derecho. Algunos les incluyen en el llamado «partido del orden». Otros valoran la democracia en sí o son nostálgicos de la estabilidad que otorgaban al país los gobiernos de la Concertación. Incluye además a partidarios de cambios importantes en las políticas públicas neoliberales aceptadas hasta tiempos de la ex Nueva Mayoría. También incluye sectores ligados al movimiento social del estallido del 18 de octubre de 2019.

La profundidad de sus propuestas de cambio constitucional no ha sido claramente formulada. Ello sorprende porque fue bajo el gobierno de la ex Nueva Mayoría que un sistema de cabildos permitió formular un proyecto de Constitución. Ese proyecto terminó olvidado y muchas de sus formulaciónes fueron sobrepasadas por el estallido social de octubre de 2019.

Por otro lado, por la Lista Apruebo Dignidad, (169 candidatos) incluye los partidos Comunista (PC), el Frente Regionalista Verde Social (FRVS), Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS), UnirComunesFuerza ComúnIzquierda LibertariaVictoria PopularPartido Igualdad y Acción Humanista. Ella incluye también notables independientes ligados al movimiento social y el estallido.

Se trata de un bloque heteróclito que acumula tendencias a la izquierda de la ex Nueva Mayoría, de la nueva izquierda frenteamplista. También hay sectores ligados al movimiento social del estallido del 18 de octubre de 2019. Las propuestas constitucionales no están aún claramente definidas. Es un bloque que reivindicaba desde hace décadas formar una Asamblea Constituyente. Ahora agrega la necesidad de respuesta a las reivindicaciones claves del estallido social del 18 de octubre.

La Dispersión de nuevos actores sociales y referentes políticos

Por otra parte destacan los otros y muy diversos pactos y partidos que se excluyen de los grandes pactos y nuevos referentes. Ellos incluyen pactos con mayor presencia nacional como los  Independientes por una nueva constitución (92 Candidatos); el Partido Ecologista Verde (76 Candidatos), el izquierdista Partido de los Trabajadores (52 candidatos).

La larga lista de 79 pactos inscritos para la elección de la Convención Constitucional incluye además referentes  políticos o sociales. Ellos van, desde los Nobles hijos de Tarapacá en el primer distrito al norte del país, hasta  la República de los Independientes de Magallanes en el extremo sur.

Se trata de antiguos o nuevos referentes sociales ó políticos que expresan tendencias que no han cristalizado aún en referentes políticos intrasistema. Son portadoras de acción política sectorial o nacional formuladas en el estallido del 18 de octubre de 2019. Un discurso que se inscribe generalmente en ruptura con la clase política tradicional representada por los pactos ya señalados.

Ellos exigen desde una verdadera Asamblea Popular Constituyente; hasta cambios constitucionales concretos sectoriales que permitan responder a las reivindicaciones sociales, económicas, políticas y sociales del nuevo actor social.

Los nuevos referentes están dispersos en más 60 pactos locales o regionales. La mayor parte de ellos ligados a reivindicaciones del estallido. Representan el deseo de la sociedad civil de transformarse en Estado. Un intento de autogobierno, parafraseando autores clásicos, como el barbudo renano.

Lo cierto es que ello revela que esas expresiones de organización social y política no se agotan en la búsqueda de la democracia representativa actual. Reflejan una dinámica social que tenderá a corto o mediano plazo a transformarse en referentes políticos de nuevos proyectos. Los candidatos ligados a las reivindicaciones del estallido en la Lista del Apruebo y en Apruebo Dignidad, abren la posibilidad de realineamientos de esos partidos

Como Opera el Impacto del sistema d’Hondt

Lo cierto, como señalábamos anteriormente, es que el sistema d’Hondt, favorece los candidatos de las tres listas de partidos con independientes. Ellos tienen verdaderas posibilidades de obtener el mayor número de escaños. La repartición de votos de lista para candidatos que obtuvieron menos votación favorece las listas nacionales. Ello varía además, en distritos donde se eligen tres, cinco, siete u ocho escaños.

Por ejemplo, en distritos donde se eligen 5 cupos, la lista más votada obtendrá 3 cargos. La segunda más votada obtendrá uno (1) y la tercera más botada obtendrá uno (1). Donde se elijan 3 escaños solo obtendrán representantes las dos listas más votadas. Sólo en distritos donde se eligen siete (7) escaños existe la probabilidad que se elijan un máximo de cuatro candidatos de diferentes listas. El sistema privilegia las tres principales listas y los independientes en ellas. Esto no impedirá que hayan sorpresas en algunos distritos. Ya sea por un descalabro de la lista de la derecha o de las dos listas de centroizquierda. También dependerá de la popularidad de candidatos fuera del sistema político.

Debe recordarse además que se repartirán escaños reservados a los diez pueblos originarios en 17 distritos del país. Los distritos y el padrón fueron elaborados por el Servel a partir del censo de 2017. Se trata de una quinta papeleta. Entre ellos seis (6) distritos de la región metropolitana; dos (2) en la región del Bío-Bío; dos (2) en la región de Los Lagos; se elige uno (1) en el distrito tres (Antofagasta); también uno (1) en Atacama (distrito cuatro); hay uno (1) que se elige entre los ocho (8) cupos del distrito seis (6) en Valparaíso; Uno (1) en la Región de los Ríos (distrito 24).

Además los nombres de los elegidos dependerán de asegurar la paridad de género en la Convención Constituyente. Ello afectará los candidatos elegidos pero no, el número de candidatos de listas elegidas.

Impacto Sobre las Otras Tres Elecciones

La elección de miembros de la Convención Constituyente influirá en los resultados de las primeras elecciones directas de los 16 gobernadores de las regiones chilenas. Es la primera vez que los titulares del puesto de gobernador, se eligen en votación popular. Una reforma medianamente desconocida, pero que tiene la intención de combatir la excesiva centralización que caracteriza Chile desde siempre.

La elección a la Convención Constitucional, también puede incidir en los resultados de las elecciones de los titulares de las 345 municipalidades del país. Se eligen separadamente los alcaldes de los miembros de los concejos municipales. Es muy posible que el contexto creado con el surgimiento de expresiones locales ligadas con el estallido social influyan los resultados.

Como en esas tres elecciones dominan los candidatos de partidos tradicionales, es una medición de fuerzas con vistas decantar los candidatos presidenciales. Las primarias de candidatos presidenciales previstas el 18 de julio próximo. El balance que puede afectar decisivamente algunas de las seis candidaturas presidenciales de la derecha.

Además, el funcionamiento mismo de la Convención influirá constantemente en la campaña de la elección presidencial del 21 de noviembre. En ella se elegirá un reemplazo al desprestigiado e impopular derechista presidente Sebastián Piñera (no alcanza al 10% de aprobación en las encuestas).

También la elección de la Convención Constitucional y su funcionamiento marcarán la campaña de renovación de diputados y la mitad del Senado. Considerando el desprestigio del Congreso Nacional se medirá el impacto del discurso popular contra la casta política. La movilizaciones del estallido social dejaron fuera al conjunto de los partidos políticos, incluso dela izquierda tradicional o la nueva izquierda. El discurso culpa la élite por las políticas públicas neoliberales y las desigualdades económicas, sociales y políticas.

Todo indica que algunos esperan que las elecciones del 15 y 16 de mayo, contribuyan a fortalecer los partidarios del Estado de Derecho. De un posible nuevo pacto de la clase política que garantice, si es posible la continuidad del sistema político. La elección de la Convención Consitucional revelará, qué medida se mantendrá la inestabilidad. O bien, fijará los contextos para un nuevo realineamiento de fuerzas que pueda cristalizar en una nueva carta magna.

En caso de continuar la exclusión de reivindicaciones populares, es posible una creciente represión y violación de derechos humanos. Es una dinámica presente en países latinoamericanos de democracia restringida. La exclusión de las grandes masas populares, lleva a periódicos estallidos sociales, entre otros, en Colombia y Ecuador, .

Impacto del Retorno del Actor Social en la Política Chilena

¿Confirmarán las elecciones del 15 y 16 de mayo el retorno del actor social en la política chilena? Las democracias restringidas como la chilena actual, encuadran desfavorablemente la expresión popular a favor de la oligarquía económica.

Las elecciones permiten constatar los límites de la legitimidad del sistema político. También son indicadores de las relaciones de fuerzas entre actores políticos y sociales. En este caso la elección de la Convención Constitucional debiera representar de algún modo al actor social. Si el retorno del actor social no encuentra representación para obtener los cambios de políticas públicas, seguirá cuestionando el sistema político instalado en 1990.

Las elecciones del 15 y 16 de mayo permitirán evaluar la fuerza de las expresiones políticas que buscan representar al nuevo actor social. Cómo su acción y sus reivindicaciones se trasladan al campo político. Permitirá ver cuánto influyen las críticas al marco tutelado de la Convención Constitucional.

En el estallido social surgió una acción social que cuestiona el exclusivo ejercicio de la democracia como la elección de políticos. El actor social privilegia la organización ciudadana local. La calle, aunte la ausencia de representación política. Obliga a que se le reconozcan sus reivindicaciones por tratarse de una mayoría social. Cuestiona un sistema político caracterizado, desde 1990, por la ruptura de las elites políticas con el “pueblo”, la “ciudadanía”. Se reemplazó una dicadura por un sistema político en que esa separación fue esgrimida como la condición necesaria y suficiente para su funcionamiento eficaz.

Una participación electoral en torno al 50%, en las elecciones de l 15 y 16 de mayo podrá podrá justificarse por la crisis sanitaria. Sin embargo el desencanto en la democracia restringida viene de varios años. Recordemos que la caída en la participación electoral de los últimos años era el preludio de la crisis de legitimidad actual del sistema político. El tiempo dirá si esta vez corresponderá al convencimiento de que el voto tiene menos efecto que la mivilización social, aunque sea en la calle.

Un desencanto con la propuesta por ese discurso antisistema activado por denuncias de control de la Convención Constitucional y de su soberanía. Entre otras cuando el Congreso la obliga a respetar sus reglas. Como el altísimo quorum de 2/3. Cuando prohibe que se toquen tratados económicos internacional neoliberales que fueron adoptados por menor votación en el Congreso. Tratados que cuya eliminación es una reivindicación del movimiento social que propone el agua como un bien común y el desarrollo sostenible.

El estallido social del 18 de octubre de 2019, revivió el tradicional conflicto entre las elites y el “pueblo”, lo “popular”. Un conflicto que ha marcado violentamente la historia política chilena.

Es posible que en ese marco, las elecciones del 15 y 16 de mayo no aclaren las perspectivas futuras del sistema político chileno. Ellas pueden reforzar la mantención del conflicto social y la exclusión de importantes sectores del sistema político, que no tienen canales de expresión política. Ella puede consolidar situaciones de inestabilidad política que caracteriza otros sistemas políticos latinoamericanos, hoy y en el pasado.

¿Interludio antes del Surgimiento de un Nuevo Sistema Político?

Asistimos a la explosión de referentes políticos (71 pactos en torno a la elección de miembros de la Convención Constituyente). Ello confirma el desplome de un sistema político bipartidista de alternancia en el poder. Una copia fiel del que impera en Estados Unidos que viene de las mentes de los constitucionalistas de la dictadura civico-militar de Pinochet. En efecto, tanto el sistema de primarias, como otras reglas ya superadas, como la del sistema binominal de elecciones. Esos sistemas buscan gobernanzas estables y predecibles fortaleciendo dos coaliciones que se alternen en el poder. Ellos favorecen la estabilidad, sino que además, la formación de una clase política profesional y distante del pueblo.

Todo indica que la cultura política chilena (que algunos califican como de tres tercios) ha cuestionado ese sistema de representación. Lo que está en jaque en Chile, es la democracia restringida a la elección de representantes. Un concepción que, parafraseando a Paul Valery ve la política como: “el arte de impedir que la gente se entrometa en lo que le atañe”. Al centro, del conflicto, está la ruptura entre elites y pueblo. Las élites son culpables del crecimiento estructural de las desigualdades económicas. En realidad es algo consustancial al modelo de desarrollo neoliberal y oligárquico imperante en Chile.

Hay consenso entre autores. Desde Gabriel Salazar hasta Daniel Matamala, pasando por Carlos Ruiz en denuciar los efectos de las políticas públicas neoliberales. Ellas son portadoras de un desarrollo basado en exportaciones, ventajas comparativas, la especulación comercial y bancaria, el Estado subsidiario. Se constata que ello incrementa el poder económico de una oligarquía que se desinteresa del mercado interno, que depende de los mercados internacionales. Creemos que es una modernidad atávica. A la élite económica solo le interesa el chileno, como mano de obra barata, como prisionero del crédito bancario o contribuyente en las AFP.

Las elecciones del 15 y 16 de mayo pueden abrir paso al surgimiento de un nuevo actor político portador de un nuevo sistema político. De caracter pos-neoliberal, progresista. Un sistema político donde y con canales de expresión para los actores sociales intermedios, pueda prolongarse.

¿Desplome de Piñera y de la coalición de derecha?

Las elecciones del 15 y 16 de mayo pueden hacer que el desplome de Piñera, arrastre la coalición de derecha que le llevó al gobierno. Hay consenso en el desplome absoluto del segundo gobierno del derechista presidente Sebastián Piñera. Lo confirman las encuestas. Lo reconocen abierta o solapadamente representantes de su sector. Se hunde con la bandera neoliberal al tope, defendiendo sus privilegios y su fortuna.

El gobierno de Piñera se desplomó ante el estallido social. Su falta de empatía hacia la llamada clase media, lo aisló en el voto de los tres retiros de dineros en las AFP. Su intransigencia represiva contra la movilización social recordó la dictadura. El recrudecimiento de la militarización y represión contra el pueblo Mapuche en la Araucanía son inaceptables. Sus documentadas violaciones de derechos humanos le valen la petición de juicio en la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. Una demanda del el ex juez español Baltasar Garzón, conocido por llevar a juicio a Pinochet en Gran Bretaña. Apoyada por la Comisión Chilena de Derechos Humanos y la Asociación Americana de Juristas y encabezada

Las elecciones a la Convención Constituyente del 15 y 16 de mayo, pueden consolidar la caída de la derecha heredera directa de Pinochet. Una caida de su votación que puede hasta favorecer, que no consiga el tercio en la Convención Constitucional. Una posibilidad que temen algunos de los Think Tanks de la derecha. No es por nada que Chile Vamos realiza su Consejo Nacional el lunes que sigue la elección. Allí medirá las consecuencias de la elección de la Convención Constitucional. Allí definirá quienes serán sus candidato para las primarias y la elección presdencial. ¿Será suficiente presentar un admirador de Pinochet como Joaquín Lavin disfrazado de socialdemócrata? ¿Una derecha social con el corazón a la derecha? ¿Conseguirá la élite oligárquica volver a gobernar a través de interpósitos partidos?

¿Realineamiento de los partidos de oposición y nuevos referentes?

Las elecciones municipales y las primeras elecciones de gobernadores, aclararán la relación de fuerzas en el actual el sistema de partidos políticos. Ellas anunciarán las posibilidades de surgimiento de nuevos referentes.

Si se mantienen los niveles de participación electoral de los últimos años y la derecha experimenta bajas de votación, tanto en la elección de la Convención Constitucional, como de gobernadores, de alcaldes y de concejos municipales, creemos que las elecciones confirmarían el éxito de la oposición política de centro izquierda en canalizar institucionalmente el estallido social.

La caída de votación de derecha favorecería nuevos alineamientos políticos con vistas a las elecciones al Congreso y candidaturas a la presidencia en Noviembre. Ello cuestionará de toddos modos la continuidad del sistema político establecido en 1990. Pondrá a la orden del día la necesidad de satisfacer las demandas sociales respecto de bajos salarios; la educación la salud, las AFP y exigencias de participación política fuera de elecciones.

En ausencia de encuestas e información fiable, las elecciones pueden, a pesar de la influencia del contexto pandémico, de la crisis económica y social que ella genera y de las reglas que marcan las elecciones, aumentar la crisis de legitimidad del conjunto de la clase política, sin aclarar absolutamente nada.