En un fallo sorprendente para muchos, la Corte Superior de Quebec confirmó que Quebec tiene derecho a la autodeterminación. Basta 50% más un voto en un referéndum, para iniciar negociaciones de buena fe con Ottawa para la separación. Una decisión aceptada por el gobierno federal. Federalistas y soberanistas coinciden que el debate se traslada al terreno político el debate. ¿Ayudará ello a la recomposición del dividido movimiento soberanista?

Una Victoria del Pueblo Quebequense

En 100 páginas la Jueza, Claude Dallaire, confirmó la validez constitucional de la Ley 99. La Ley sobre el ejercicio de los derechos fundamentales y las prerrogativas del pueblo quebequense y del Estado de Quebec fue adoptada en diciembre de 2000 por la Asamblea Nacional.

El fallo disipó la limitación a la soberanía de la Asamblea Nacional ambigüedad creada por la llamada ley de Claridad Referendaria. Cuestiona la prerrogativa otorgada por esa ley al parlamento federal; tanto para fijar si la pregunta del referéndum era suficientemente clara; como la definición del umbral de votos necesario en un referéndum, para iniciar negociaciones de buena fe.

Le da razón al alegato de la Société Saint Jean Baptiste (SSJB). Nada permite concluir que la Ley 99 viole la Constitución o la Carta de Derechos. El fallo confirma la primacía de la Asamblea Nacional. La decisión le corresponde a los parlamentarios de la Asamblea Nacional. Reconoce la existencia del pueblo quebequense. El fallo confirma el carácter político del proceso de negociación luego de una eventual victoria referendaria de los soberanistas.

Cuando la soberanía de Quebec está en reflujo, la decisión de la Corte Superior, es una victoria del campo soberanista. Otras naciones sumergidas penan en imponer un mecanismo que les permita acceder a su independencia. El pueblo quebequense obtuvo la confirmación del mecanismo para obtenerla.

Una Larga Controversia de 17 Años

Como se recordará, en 1995, en el segundo referéndum sobre la soberanía de Quebec, los soberanistas perdieron por un estrecho un estrecho margen de 54 mil votos.

En 1996, el gobierno federal consultó a la Corte Suprema. Preguntó si Quebec podía efectivamente proceder de manera unilateral a la separarse del resto de Canadá. En 1998 la Corte Suprema respondió que habiendo una pregunta clara y una mayoría clara en un referéndum, Quebec podía negociar de buena fe la separación con Ottawa y las otras provincias.

A iniciativa del diputado liberal Stéphane Dion, el parlamento federal adoptó en 2000, la llamada Ley sobre la claridad referendaria. Esa ley otorgó al parlamento federal el derecho privativo de establecer cuál sería la pregunta clara y la mayoría clara en caso de un eventual referéndum. Muchos federalistas estimaban que no bastaba con 50% más un voto, para desarticular Canadá. Con esa ley, los federalistas impusieron la narrativa de la imposibilidad legal de la soberanía de Quebec.

En reacción a esa ley, el mismo año, la Asamblea Nacional adoptó la Ley 99. Esa ley confirmó que las prerrogativas de la autodeterminación del pueblo quebequense residen en la Asamblea Nacional. Ella fijó como umbral del referéndum consultativo la mayoría simple de 50% más un voto.

En 2001, el jefe del desaparecido partido federalista Égalité, Keith Anderson, pidió anular la ley 99 por ser anticonstitucional. Keith Anderson enmendara la demanda judicial en 2012. El procurador del gobierno federal se hizo parte del proceso en 2013.

En 2016, la soberanista Société Saint Jean Baptiste, se hizo parte de la defensa de la ley, por considerar que el gobierno de Philipe Couillard no la defendía de manera eficaz. En 2017 se realizó finalmente el proceso ante la Corte Superior de Quebec.

Un Fallo Histórico

Maxime Laporte de la SSJB afirmó que el pueblo de Quebec ganó, por una rara vez. Por su parte, Jean-François Lisée del PQ la calificó de victoria del derecho de autodeterminación de los quebequenses”. Josée Legault, califica el fallo de “sismo político, jurídico y constitucional”.

La oficina del primer ministro Justin Trudeau en Ottawa se felicitó que el fallo confirme que Quebec no puede separarse unilateralmente. El primer ministro liberal Philippe Couillard se satisfizo que la Corte Superior confirme que se trata de “un debate político, sobre el futuro de Quebec”. Es probable que Keith Anderson no apele por si solo del fallo.

El fallo confirma: Que la Asamblea Nacional decidirá la pregunta; que ganará el referéndum la opción que obtenga 50% más un voto. Confirma que las negociaciones de buena fe, dependen de un proceso político abierto.

Los soberanistas quebequenses cuentan con el mecanismo de acceso a la soberanía. La mayoría democrática es fundamental. Como en el caso de Escocia, funciona la jurisprudencia del Commonwealth.

Los soberanistas quebequenses no tienen las dificultades del movimiento independentista Catalán o de otras decenas de naciones sumergidas. En España, el gobierno de Madrid no concibe siquiera, la posibilidad constitucional de la separación de Cataluña. Ella es simplemente ilegal y contraria al estado de derecho.

Un movimiento soberanista mayoritario puede efectivamente negociar de buena fe la separación de Quebec del resto de Canadá. Dependerá de la actitud y la relación de fuerzas de los actores políticos.

El fallo de la Corte Superior es una victoria del pueblo quebequense. El pueblo quebequense tiene el derecho inalienable de disponer de sí mismo (artículo 1. De la ley 99). ¿Será suficiente para reunificar el dividido movimiento soberanista de Quebec?