¿Venezuela se encamina a un callejón sin salida? Frente a la ofensiva derechista el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció medidas a nivel internacional y nacional. El jueves 27 de abril de 2017, la canciller venezolana Delcy Rodríguez confirmó oficialmente que su país inició su retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA). Maduro optó por reconfigurar el sistema interamericano pidiendo apoyo a CELAC. Reunida de manera extraordinaria en El Salvador el 2 de mayo, respaldó el diálogo y la autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, por falta de quórum,  no pudo adoptar su declaración de consenso sobre Venezuela. Faltó Brasil, México, Perú y otros cuatro países. ¿Callejón sin salida?

El 1º de mayo anunció la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente como en 1999. Una propuesta que permitiría profundizar la revolución bolivariana y fortalecer el apoyo popular al gobierno Maduro. Sus objetivos debieran abrir el diálogo. Ella descoloca la radicalizada ofensiva de la oposición y su proyecto de reconstrucción neoliberal. Washington prometió mayores sanciones en represalia. La oposición llamó a nuevas manifestaciones para oponerse al proyecto.  Cancilleres de Argentina y Chile también la criticaron ¿Nuevo callejón sin salida?

Venezuela entró en una nueva fase de agudización de la crisis y solo el dialogo puede conseguir una resolución pacífica. Una vía propuesta por el presidente Nicolás Maduro, que apoya desde el Papa hasta el ex presidente uruguayo José Mujica.  La OEA y un bloque de países encabezados por Washington insisten en la intervención a favor de la oposición. Esta insiste en el derrocamiento de Nicolás Maduro siendo que falta poco más de un año para las próximas elecciones presidenciales de fines de 2018. ¿Callejón sin salida?

Razones del retiro de la OEA

Fue sin el aval de Venezuela, que el comité permanente de la OEA convocó el 26 de abril a una consulta de cancilleres , la misma instancia que expulsó a Cuba en 1962. Cuba es el único país de las Américas que no está en la instancia regional. Esa medida fue el último de los diversos intentos del actual Secretario General Julio Almagro, para suspender la nación caribeña de la instancia regional por “ruptura del orden democrático”.

Es la primera vez que un país invoca el artículo 143 de la Carta de la OEA desde su creación en 1948. El retiro de Venezuela de la instancia regional se completaría en dos años.

El gobierno venezolano acusa que desde el 3 de abril la OEA ha alentado la violencia de los grupos extremistas de la oposición. Lo que puede preludiar una guerra civil ha causado 26 muertos incluidos también partidarios del gobierno. Luego de no conseguir ganar en las urnas en 2013  y obtener el referendo revocatorio. Luego de no conseguir como lo prometió el presidente del parlamento después de las elecciones de diciembre de 2015, de sacar a maduro en seis meses.

Para algunos la OEA en lugar de favorecer el diálogo fomenta el retorno a la tradicional estrategia violentista y golpista de las derechas latinoamericanas. La OEA aparece liderando un frente externo apoyado por Washington y las derechas latinoamericanas que contribuye a la desestabilización económica y social de Venezuela. Legitima la estrategia de la oposición antichavista que hasta ahora golpea sin éxito las puertas de los cuarteles. En lugar de contribuir a la cohabitación de poderes, como ocurre en otras democracias, luego de la primera derrota electoral de PSUV en las legislativas de 2015, la OEA agudiza el conflicto.

Relación de fuerzas interamericano

El gobierno venezolano denuncia de la injerencia de la OEA que cierra los ojos ante golpes institucionales como el de Michel Temer en Brasil. Una doble moral que desprestigió la instancia regional cuando se prestó a la política de seguridad nacional de Washington y le valió el mote de Ministerio de las Colonias según Fidel Castro.

El bloque de países contra la Revolución Bolivariana no tiene aún los 24 votos (dos tercios) necesarios para aplicar la Carta Democrática de la OEA de 2001.  Embarcaron en la decisión contra Venezuela, 19 países: Guyana, Santa Lucia, Argentina, Barbados, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, Jamaica, México, panamá, Paraguay, Perú y Uruguay). Se manifestaron contra 10 países: Antigua y Barbuda; Bolivia, Dominica, Ecuador, Haití; Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela.

Hubo 4 abstenciones: Belice, El Salvador, República Dominicana y Trinidad y Tobago y estuvo ausente Granada. Venezuela no participó. Culminan así los esfuerzos beligerantes de una instancia regional liderada por su que no propicia el diálogo en Venezuela.  y apoyada abiertamente por los gobiernos derechistas de Argentina, Brasil, Colombia y México.

Reconfiguración del sistema interamericano

Al retirarse de la OEA y convocar a una reunión extraordinaria de la CELAC el 2 mayo, Venezuela apuesta por  una reconfiguración del sistema interamericano. Desgraciadamente por la política del consenso, fuera de apoyar el dialogo propiciado por el gobierno venezolano, no se aprobó la declaración de apoyo.

No es nuevo que invocando la democracia, en América Latina, la OEA favorezca la sedición derechista. Hay bibliotecas enteras con ejemplos. Tampoco es nuevo que por influencia de Washington gobiernos derechistas como el de México o Colombia, Argentina, Brasil, entre otros, vuelvan a formar bloque. Tampoco el que se aplique una doble moral ante golpes institucionales como los de Honduras, Paraguay o Brasil. La desestabilización de Venezuela es parte de la ofensiva de lobby derechistas. Ellos esperan una agresiva política imperial de Trump favorable al bloque de gobiernos derechistas en la región.

Venezuela apuesta a que su retiro de la OEA reconfigure el espacio interamericano sin Estados Unidos y Canadá. Que esté basado en la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). La consolidación de un espacio propiamente latinoamericano podría efectivamente contribuir a la sobrevivencia de la revolución bolivariana. Esa nueva forma de solidaridad podría profundizar las experiencias progresistas propiamente latinoamericanas en Venezuela mismo, en Bolivia, en Ecuador. Favorecerla incluso en otros países.

Ofensiva contra gobiernos progresistas

Washington aparece más preocupado por otras regiones. En efecto, por un lado lanza cohetes contra Siria o la madre de todas las bombas en Afganistán. Por otro, amenaza Corea del Norte. Construye el muro contra México. Hasta se entretiene en amenazar de guerra comercial contra Canadá.

Pero la tesis del retorno del interés de Washington por su “patio trasero” es plausible. La política exterior estadounidense depende de poderosos lobbies que se mueven en Washington. Ellos promueven el caos constructivo en Venezuela. Por ahora, Trump no parece interesarse por Venezuela, o por otros países de la región fuera de México. Pero ya se mueven poderosos intereses políticos y militares para que lo haga.

Las derechas nacionales e internacionales de la región dieron legitimidad a los recientes golpes institucionales contra gobiernos progresistas recurriendo a mecanismos legales o institucionales extremos para expulsarlos del Estado. En Honduras en 2009 contra el presidente Manuel Zelaya. En Paraguay contra Fernando Lugo en 2012. En Ecuador en 2012 contra Rafael Correa, presentado como insurreccion policial. Con la destitución de Dilma Roussef en Brasil en 2016, por presunta violación del deber constitucional. Quienes la derrocaron terminaron siendo condenados por verdadera corrupción. La reedición del fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez en abril  de 2002 está en los cartones de esos lobbies.

El bloque externo contra Venezuela engloba la OEA y los nueve países que en un  comunicado condenan la violencia: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay, Perú y Uruguay. Ellos llaman a que se retome la senda de la institucionalidad democrática, se fijen las fechas para el cumplimiento del cronograma electoral, se libere a los presos políticos y se garantice la separación de poderes constitucionales. Todo ello, sin criticar la estrategia violentista y negada al dialogo de poderes y de actores venezolanos. Hasta se invita el gobierno de Mariano Rajoy de España.

¿Asamblea Constituyente como salida al callejón?

Puede argumentarse que la crisis venezolana está ligada al contexto económico negativo para un país mono productor de petróleo. También a una serie de errores del gobierno, entre ellos el de no diversificar la economía. Ciertamente, las confusas sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia, rompían con el equilibrio constitucional. Pero ellas fueron abandonadas por petición del Consejo de Estado. Lo que se requiere en Venezuela es el dialogo y el respeto de las reglas del juego democrático.  Ello significa la cohabitación, aunque ella sea difícil entre el poder ejecutivo y el legislativo. La derecha y el gobierno cuentan con apoyo masivo. Movilizan masas populares, llevando a una situación de polarización extrema y posibilidades de guerra civil. O a un golpe de estado si el gobierno de Nicolás maduro es abandonado por el ejército. O la intervención extranjera para salvar la democracia.

Es válido como lo era en Chile de de 1973, que se acuse la oposición por aprovechar el desabastecimiento y la escases creada por el cerco económico contra la revolución bolivariana traducida en desabastecimiento e inflación para fomentar un movimiento social que busca muertos. Ello recuerda la asonada golpista de 2002 contra Hugo Chávez, apoyada inmediatamente por Washington.

Algunos plantean que frente a la creciente intransigencia de la derecha política se profundice el proceso revolucionario Bolivariano. El llamado del 1º de mayo a crear una Asamblea Constituyente  compuesta por la sociedad civil y por elegidos en sufragio universal  puede profundizar el apoyo social a la revolución bolivariana. Sus objetivos permitirían normalmente relanzar el diálogo. La oposición no aceptó la propuesta. El proceso político venezolano aparece empantanado si no recibe una abierta solidaridad internacional.

¿Venezuela está en un callejón sin salida?